Enfermedades del caballo.

Enfermedades




 
En numerosas ocasiones resulta muy fácil ver que un animal está enfermo: muestra un estado abatido y triste, ojos inexpresivos, cabeza baja y color apagado...Pero debemos darnos cuenta de que algo falla antes de que su estado se muestre de forma tan obvia.
A continuación listamos algunas de las señales que nos facilitará nuestro caballo para indicarnos que no se encuentra bien, preste atención a ellas porque pueden prevenir una enfermedad grave:
  • Respiración y/o pulso acelerados: tenga en cuenta que la respiración de un caballo sano ronda entre las 8 y las 12 inspiraciones por minuto y que su pulso aproximado es de 36-42 latidos por minuto.
  • El caballo se tumba en el suelo.
  • Se queda quieto y se niega a andar.
  • Sus heces son pequeñas, líquidas o de un color extraño; o bien su orina es de un color extraño.
  • Cojea: las cojeras son fáciles de ver, pero no lo es tanto el determinar en qué extremidad tiene el problema. Para ello deberá examinar cada una de ellas y ver si alguna está caliente, si tiene alguna herida o algún objeto enganchado en la herradura. Además haremos trotar al caballo, sabiendo que:
    • Si la cojera está en las extremidades delanteras, bajará la cabeza al cargar el   peso   sobre la mano sana y la subirá al pisar con la mano enferma.
    • Si la cojera está en las posteriores la cadera del pie afectado tenderá a   levantarse   más.
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    Descripción: Se trata de calambres o espasmos que normalmente afectan a las extremidades posteriores del caballo si bien en los casos más graves puede llegar a afectar a todo el cuerpo.Suele producirse cuando el animal está realizando ejercicio después de haber disfrutado de una jornada de descanso.  Síntomas:
    • El caballo aminora la marcha de repente y sin motivo aparente.
    • Sus músculos se vuelven rígidos.
    • Comienza a sudar.
    • Tratamiento:
      • Bajarnos del caballo, en caso de que nos encontremos montando.
      • Dejar que el animal se quede quieto, evitando movimientos excesivos.
      • Mantenerlo caliente.
      • El ataque deberá remitir pasado un rato, si no es así deberemos ponernos en contacto con el veterinario


       
      Descripción:
      Si pretendemos estar en disposición de poner solución a los pequeños problemas que presente nuestro caballo, resulta imprescindible que en nuestra caballeriza exista un botiquín que para ser completo deberá tener todos estos elementos:
      • Algodón tamaño hospital.
      • Aceite de ricino; muy útil para reblandecer.
      • Sulfato de magnesio.
      • Antiséptico, para la limpieza de las heridas.
      • Sal de mesa.
      • Rollo de apósito.
      • Vendas (grandes y normales).
      • Agua oxigenada, sólo para las heridas punzantes del casco (siempre bajo la indicación del veterinario).
      • Linimento para golpes, a utilizar para endurecer la piel que ha sufrido una rozadura o mataduras que han sido ocasionadas por la cincha, una vez ha sido curada la herida..
      • Sulfato de magnesio y glicerina en pomada.
      • Tijeras.
      • Termómetro.
      • Bolsa de frío instantáneo.
      • Gasas estériles.
      • Toalla.
      Conviene que este botiquín se encuentre siempre limpio y con todos sus elementos 

      ordenados, de tal manera que en caso de urgencia sepamos a donde debemos acudir de 

      manera inmediata. 

      Todos aquellos que se encarguen del cuidado del caballo deberán conocer la existencia 

      de este botiquín y su contenido.



       
      Descripción:

      Existen numerosos determinantes que nos ayudarán a saber si nuestro caballo está padeciendo cualquier tipo de enfermedad, algo que podremos llegar a saber realizando un sencillo examen del animal.
      Hay dolencias como las heridas, que resultan muy fáciles de localizar y tratar, pero existen otras que son de carácter interno y por lo tanto es mucho más difícil llegar a saber de su existencia.
      A continuación le señalamos una serie de elementos que le ayudarán a diferenciar entre un caballo sano y otro que presenta alguna enfermedad.

      CABALLO SANO:
      • Ojos limpios y brillantes.
      • Capa brillante, sin caída de pelo.
      • A la hora de comer lo hará bien, mascando con facilidad.
      • Orina casi transparente o de color amarillo pálido.
      • Sus extremidades y cascos deberán estar fríos, sin ningún tipo de inflamaciones.
      • Al andar, repartirá el peso uniformemente entre sus cuatro extremidades (sin embargo, tenga en cuenta que el cambio constante del peso de una extremidad a otra, sobre todo en las delanteras, no es un buen síntoma.
      • Su temperatura correcta se sitúa alrededor de los 38ºC.
      • Su pulso, en reposo, oscilará entre las 36 y 42 pulsaciones por minuto.
      • Su respiración, también en reposo, variará entre las 8 y las 12 inspiraciones por minuto, debiendo hacerse con suavidad y sin esfuerzo.
      CABALLO ENFERMO:
      • El aspecto general de un caballo enfermo es de abatimiento y tristeza.
      • Las orejas estarán caídas hacia atrás, la cabeza baja y los ojos se mostrarán inexpresivos y apagados (incluso en ocasiones le llorarán).
      • Su pelo habrá perdido el aspecto brillante y se mostrará opaco.
      • En caso de que observemos que se echa sin un motivo claro, debemos tener en cuenta que es un síntoma de enfermedad.
      • Si observamos que escarba, que suda mucho y que se muestra inquieto, lo haremos ver por un veterinario, puesto que todos ellos son síntomas de un cólico.
      • Para determinar la existencia de una contusión, palparemos la zona, ésta existirá si observamos calor (en ocasiones vendrá acompañada de una clara inflamación).
      • Aunque las cojeras pueden resultar evidentes, en ocasiones resulta difícil concluir en qué extremidades se encuentra la dolencia, para poder ponerle solución. Una forma de saberlo es la siguiente:
        • En primer lugar miraremos los cascos, tratando de ver si alguno está caliente o si existe alguna herida o piedra encajada.
        • Después palparemos toda la extremidad.
        • A continuación, haremos que el caballo trote, teniendo en cuenta lo siguiente: si la cojera se encuentra en los anteriores, bajará la cabeza al cargar el peso en la mano buena y la levantará al pisar con la mano que le produce dolor. En caso de que la cojera se encuentre en las extremidades posteriores, el corvejón y la cadera del pie afectado parecerán levantarse más al pisar.
      Por supuesto, todo lo aquí comentado nos servirá como un primer acercamiento a un posible problema, en caso de que comprobemos que éste exista o de que simplemente observemos que el aspecto general del caballo empeora, lo más adecuado será ponernos en contacto con el veterinario, el único que podrá determinar la existencia de la enfermedad y el tratamiento más adecuado en cada caso.
       

       
      Descripción: Existen algunos problemas o heridas que podemos solucionar nosotros mismos, pero existen otras en los que será de vital importancia llamar al veterinario.
      Hágalo cuanto antes siempre que:
      • El caballo tenga una temperatura mayor de 38º C.
      • Si ha sangrado abundantemente o tiene cortes de importancia.
      • Si muestra un carácter extraño.
      • Si presenta síntomas de dolor evidentes.
      • Si saliva en abundancia; puesto que puede ser el síntoma de haber comido alguna hierba nociva o haberse clavado algo en la boca.
      • Si se tambalea al andar (puede haberse envenenado).
      • Si parece que intente vomitar, arqueando el cuello y el dorso y haciendo esfuerzos con los músculos de la barriga (puede existir algún problema en el esófago).

       
       
      Descripción: Los cólicos pueden ser de diferentes tipos, entre los más comunes cabe señalar:
      • Cólico espasmódico: produce en el caballo dolores fluctuantes.
      • Cólico hepático: producido por el paso de un cálculo por las vías biliares.
      • Cólico renal: debido al paso de un cálculo por las vías urinarias.
      • Cólico de torsión: producido por la torsión del intestino del caballo.

      Se trata de fuertes dolores de vientre que sufre el caballo que pueden ser debidos a múltiples causas; las más habituales son:
      • Un cambio repentino en la dieta del animal.
      • Un empacho.
      • Una infestación parasitaria.
      Síntomas:Podremos advertir que el caballo está sufriendo un cólico si vemos que se muestra inquieto, se revuelve y empieza a sudar.Tratamiento:
      • Prohibirle comer o beber.
      • Evitar que se revuelque y prepararle una abundante cama si vemos que no puede dejar de hacerlo.
      • En caso de que estos dolores se prolongen deberá llamar al veterinario

       
      Descripción: Etimológicamente el término “Cólico” significa "dolor de colon". En nuestros días el significado de este vocablo se ha extendido y ahora se considera cólico a cualquier dolor localizado en la cavidad abdominal. En definitiva, se trata de dolencias del aparato digestivo caracterizadas por dolor, y que se acompañan de alteraciones funcionales e incluso en la topografía de las vísceras de la cavidad abdominal.
      Todos los que estamos relacionados con el mundo de los caballos hemos oído hablar en alguna ocasión de los temidos cólicos, que actualmente representan entre el 15 y el 20% de los actos clínicos que desarrolla el veterinario dedicado a la medicina equina. 
      El cólico es sin duda la principal causa de muerte en caballos. Conocer esta enfermedad, sus síntomas y tratamientos, es por tanto de vital importancia para cualquier cuidador.

      POR QUÉ LOS CÓLICOS PERJUDICAN AL CABALLO
      El caballo es, sin dudas, el animal que más sufre las consecuencias de los cólicos; la causa está íntimamente relacionada con múltiples y variadas cuestiones que tienen que ver con las características físicas y de comportamiento del animal.
      Una de las más importantes es la que viene determinada por las propias condiciones anatómicas de los caballos: ellos poseen un intestino con una longitud aproximada de 30 a 35 metros y con una marcada variación en su tamaño. A esto debe sumarse un estómago de tamaño reducido, caracterizado por un rápido tránsito gástrico, lo que provoca que durante el día deba vaciar varias veces su contenido, enviando al intestino alimentos con insuficiente grado de digestión. 
      Otro de los motivos fundamentales son los errores en la nutrición; fundamentalmente relacionados con la calidad y cantidad de la ingesta suministrada. 
      Pero además debemos tener en cuenta el trabajo que a diario realiza el animal, el excesivo ejercicio, los enfriamientos, la administración de bebidas frías... son todos factores de riesgo que ponen al caballo en las condiciones perfectas para ser “atacado” por un cólico. 

      CAUSAS DETERMINANTES DE LA ENFERMEDAD
      El cólico puede ser definido como el dolor percibido por el animal que padece un cuadro de abdomen agudo con localización en el aparato gastrointestinal o en los órganos genitourinarios. Sabemos que los animales perciben el dolor, porque el mismo genera un conjunto de anomalías perjudiciales para todo el organismo. 
      Las principales causas de cólicos en equinos podemos encontrarlas en la propia alimentación y en los parásitos del aparato digestivo.
      • Motivos alimenticios:
      • Una dieta escasa.
      • Una dieta excesiva.
      • Dieta compuesta por alimentos muy ricos en energía o muy ricos en proteína
      • Dieta con una cantidad excesiva de fibra bruta poco digestible.
      • Aguas duras, el agua en cantidad insuficiente o cuando ésta se administra - excesivamente fría o contaminada.
      • Parásitos del aparato digestivo: es la causa más frecuente de cólico en los caballos: - hasta un 30% en animales estabulados y el 90% en animales en libertad.
      • La desparasitación rutinaria disminuye la presentación de cólicos de forma considerable.
      SÍNTOMAS DE LA ENFERMEDAD 
      Si un caballo sufre un cólico, dará signos evidentes de ello. Conviene estar atentos, cuanto antes interceptemos la enfermedad, mayor posibilidad tendremos de sanar al animal.
      En primer lugar es importante la observación del estado general y del comportamiento del equino durante algunos minutos. Un caballo con un cuadro de cólicos dará claros síntomas de inquietud: se dirige de un lado a otro del box o piquete, escarba o rasca el suelo, efectúa cambios frecuentes de posición (se acuesta y se levanta), expresa su dolor con miradas angustiosas orientadas hacia los flancos, tiende a echarse con cautela o de manera brusca y suele revolcarse. 
      En caso de que sospechemos de que existe la enfermedad, deberemos observar otra serie de signos importantes:
      • El tamaño del abdomen (aumento de uno o ambos lados), las heridas y los traumatismos que se producen por el intenso dolor.
      • La presencia de comida en el comedero.
      • Ausencia de orina en la cama.
      • Posibles dificultades para orinar.
      • Modificaciones en la materia fecal.
      • Sudoración intensa, con importante pérdida de agua y los electrolitos (que si no se reponen conducen a un estado de shock).
      CONDUCTA A SEGUIR 
      En caso de que observemos alguno de los síntomas antes expuestos, conviene que nos pongamos en contacto con el veterinario de inmediato.
      La rápida intervención del profesional se hace imprescindible, ya que es el único capaz de determinar el diagnóstico real y el tratamiento adecuado; a lo que procederá tras un exhaustivo análisis del animal. Además y lo que no es menos importante, calmará el dolor y tratará de restablecer el normal funcionamiento digestivo. 
      Pero además, existen una serie de Medidas preventivas que podemos llevar a cabo:
      • Prohibirle comer o beber.
      • Evitar que se revuelque y prepararle una abundante cama si vemos que no puede dejar de hacerlo.
      El tratamiento, que siempre deberá ser determinado por el veterinario, dependerá de la causa que lo origine, pero en reglas generales se calma el dolor para evitar autolesiones y se administran antiespasmódicos. 
      En los casos graves puede ser necesaria la intervención quirúrgica para salvar la vida del animal.

      LA MEJOR CURA, LA PREVENCIÓN
      Como con cualquier enfermedad, prevenir la aparición del cólico es siempre la mejor opción. Para ello es necesario disminuir las causas que predisponen a desencadenar un cuadro de este tipo.
      Procuraremos corregir las alteraciones de los dientes, deberán efectuarse tratamientos contra los parásitos gastrointestinales y se proscribirán las bebidas frías. 
      Deberá controlarse estrictamente el racionamiento, es decir, la calidad y la cantidad de los alimentos suministrados. Conviene recordar que los equinos son sumamente sensibles a cualquier alteraciones en su alimentación, que puede ser una de las principales causas de enfermedad. Si el caballo se encontrase estabulado, será conveniente distribuir el alimento en varias tomas al día. 
      Debemos recordar que los caballos, por sus características anatómicas, no pueden vomitar, por lo tanto, se puede producir una dilatación gástrica, con el riesgo de ruptura del órgano y posterior muerte. 
      Si el cólico es detectado a tiempo, el animal sanará casi con total seguridad. Que su estado sea el adecuado tras la enfermedad dependerá de diferentes puntos, como la propia causa que provocó el cólico, la rapidez con que se reconocen los primeros síntomas, la realización inmediata de un adecuado tratamiento, la respuesta al tratamiento efectuado, la presencia de complicaciones generales (deshidratación, shock, etcétera), el restablecimiento de la fisiología gastrointestinal normal...

       
      Descripción: Las heridas son, por desgracia, algo bastante común en el caballo, sobre todo tras jornadas de trabajo.
      Aunque en principio no tienen porque suponer ningún problema, lo cierto es que conviene que procedamos a su limpieza y curación cuanto antes, puesto que pueden convertirse en un foco de infección que conlleve la aparición de dificultades que son del todo evitables.
      Lo primero que deberemos hacer cuando localicemos una herida es limpiarla a fondo. Para ello rociaremos agua fría sobre la misma, de forma suave; con esto conseguiremos contraer los vasos sanguíneos, al tiempo que un flujo continuo de agua ayudará a eliminar toda la suciedad acumulada en la zona, así como la sangre coagulada.
      Una vez que la hayamos limpiado con el agua, podremos determinar la profundidad y gravedad de la herida, concluyendo si va a necesitar o no puntos. En caso de que sea evidente que así va a ser, nos limitaremos a tapar la herida con un suave vendaje, dejando el resto del trabajo al veterinario.
      Si nos encontramos fuera de casa, deberemos ser capaces de valorar si el caballo será o no capaz de volver por sus propios medios. No conviene correr riesgos, en caso de duda siempre es recomendable localizar un medio de transporte.
      En caso de que se trate de una herida superficial y queramos proceder a su curación, comenzaremos por lavar la herida y las zonas que la rodean con una solución salina (se preparará con una cucharada pequeña de sal disuelta en un litro de agua). Tras esto, las protegeremos con pomada de cinc o aceite de ricino.
      Por supuesto el objetivo de esta primera cura debe ser el de proteger la herida de tal manera que se controle la hemorragia, al tiempo que evitar que se infecte.
      En caso de que la herida presente trozos de madera o de metal clavados, deberá ser el veterinario el encargado de extraerlos. No conviene apretar la herida y en ese caso la dejaremos destapada esperando la actuación profesional lo antes posible.
      Por supuesto y una vez pasada la primera fase de “peligro”, convendrá comprobar que la vacuna del tétano se encuentre al día.