miércoles, 28 de marzo de 2012

Entender la motivación del animal.

Es más fácil entrenar a un caballo, una mula, un buey o cualquier otro animal si uno antes descubre qué lo motiva. Los caballos, así como otros animales, se mueven a partir de cuatro impulsos básicos: (1) el miedo; (2) la agresión; (3) las respuestas aprendidas y (4) los instintos.
El miedo y la agresión suelen ser malinterpretadas. ¿Nos pateó el caballo porque estaba asustado o porque estaba agresivo o malo? Neurológicamente, el miedo y la agresión son dos emociones diferentes que pueden terminar en comportamientos semejantes, tales como patear o plegar las orejas hacia atrás. Es importante definir cuál emoción motiva las patadas o las orejas plegadas, porque si se castiga a un caballo por patear se empeorará su comportamiento ante el miedo. Si las patadas ocurren durante un ejercicio de entrenamiento, es probable que se originen en el miedo. También es probable que sea el miedo el que haga que el animal se agite cuando se queda solo, se lo ata o se lo sujeta en una manga de compresión.
Otro factor es la genética. Un caballo o un buey de temperamento nervioso o arisco serán más propensos a comportarse a partir del miedo que otros animales de temperamento calmo y plácido. Es una lástima que algunos criadores seleccionen caballos de tiro con temperamentales, porque este criterio selectivo tiende a acarrear problemas debido a las reacciones basadas en el miedo. Un animal temperamental puede fácilmente estallar cuando se lo enfrenta súbitamente con una experiencia amenazante desconocida. Mucha gente me ha dicho: “Mi caballo se porta bien en casa, pero se vuelve loco en los concursos”. Esto sucede porque en los concursos hay muchas cosas amenazantes que el animal jamás ha visto en su hogar. Un animal asustadizo deberá ser habituado a las banderas, los globos y a las motocicletas corriendo carreras antes de ser llevado a un concurso. Una forma segura de acostumbrar al caballo a los globos y las banderas es poner algunas en una pastura grande y dejarlo que las explore. Una práctica peligrosa es confrontar a un caballo de temperamento nervioso y asustadizo con un objeto amenazante, como una bandera, cuando está encerrado en un espacio sin salida. Las banderas y los globos son amenazantes porque se los puede mover bruscamente y tienen colores brillantes y contrastantes. Las motocicletas asustan porque se mueven rápidamente y pueden aparecer sorpresivamente. Si el caballo tiene la oportunidad de acercarse voluntariamente a estos objetos, sin embargo, puede llegar a sentirse atraído por ellos.

Cómo eliminar el mal comportamiento adquirido

A menudo, un animal aprende malos comportamientos porque la gente, sin darse cuenta, los premia. Una conducta problemática habitual en los caballos es patear y golpear la puerta del establo a la hora de comer. El caballo hace esto porque piensa que así acelerará el suministro de la comida. Si se le da la comida mientras está golpeando la puerta del establo, su conducta indeseable se verá recompensada y reforzada. Para erradicar este comportamiento, hay que darle el alimento en el preciso instante en que deja de patear la puerta. El momento debe ser exacto para que el caballo asocie dejar su pata quieta con recibir la comida. En resumen, para cortar el hábito de patear, hay que premiar al caballo por mantener quietas las patas.

La agresión verdadera

El comportamiento verdaderamente agresivo sucede cuando el animal percibe a la persona como un miembro de la manada que debe ser dominado. Este problema ocurre especialmente con los toros. La castración reducirá la agresión en los animales adultos y, si se la aplica a animales jóvenes, la eliminará casi por completo. En grandes herbívoros, un animal huérfano criado lejos de su propia especie puede quedar fijado a las personas que lo han criado, al punto de pensar que es uno más de ellos. El comportamiento resultante es gracioso cuando el animal es pequeño, pero puede ser peligroso cuando el macho alcanza la madurez. En ese momento, puede volverse contra quienes lo han cuidado para probar que ahora es el macho dominante de la manada.
La crianza de terneros machos enteros en grupos sociales de su propia especie ayuda a prevenir la agresión contra las personas. Los toros y sementales jóvenes deben aprender que no son personas. Los herbívoros machos huérfanos deben ser castrados, o si no, ubicados en un grupo social de su misma especie a las seis semanas de nacidos. Cuando crecen junto con otros semejantes a ellos, saben quiénes son, y la agresión tiende a canalizarse hacia sus congéneres. El problema de la agresión en los machos no se debe a que sean animales amansados sino a un error de identidad. El comportamiento social en los grandes herbívoros debe ser aprendido: los animales deben aprender el toma y daca normal de la vida en sociedad. Los equinos y los bovinos criados en soledad tienden a convertirse en peleadores empedernidos cuando se los mezcla con otros animales. Un semental joven criado en aislamiento puede luchar permanentemente con otros caballos porque no ha aprendido que una vez que se convierte en dominante no necesita seguir peleándose. Los sementales serán más fáciles de manejar al llegar a la madurez si se los cría en una pastura llena de caballos adultos.

Comportamiento instintivo

Los instintos, o patrones fijos de acción, son esquemas de comportamiento que están fuertemente arraigados en un animal, como si fueran un programa de computación. Estos programas innatos de conducta no dependen del aprendizaje, sino que se ponen en marcha cuando los desencadena cierto estímulo específico que los especialistas en comportamiento animal denominan signo. Las aves tienen muchos más patrones de comportamiento instintivos que los mamíferos. La danza de apareamiento de los pájaros es un buen ejemplo de conducta instintiva. En sementales y toros, el pliegue del labio o flehmen es un caso de acción instintiva, que se desencadena al olfatear una hembra en celo. Muchos comportamientos reproductivos son instintivos y están fuertemente arraigados. Si se presiona con la mano la frente de un ternero, es posible que se desencadene una reacción de toparnos. Esto puede convertirse en algo peligroso cuando el animal sea adulto. Si se quiere inducir a un ternero a adoptar una postura sumisa, habría que acariciarlo en la papada o en la cruz, nunca jugar a los topetazos con él. Los comportamientos instintivos suelen interactuar con los aprendidos. El comportamiento de apareamiento es instintivo, pero con quién se lo hace es algo aprendido. Carneros criados por cabras nodrizas intentarán montar cabras cuando maduren. Para establecer un comportamiento normal de apareamiento, los animales criados como huérfanos deberían ser mantenidos en corrales con miembros de su propia especie. La alimentación a biberón durante algunas semanas no bastará, habitualmente, para que el animal quede fijado al ser humano, siempre que se lo ponga en corrales con otros congéneres. La comprensión de las bases de la motivación del comportamiento hace más fácil hacer frente a ese comportamiento y mejorar el rendimiento del animal. El miedo al castigo puede empeorar las cosas, aunque pueda hacer falta ejercer algo de fuerza para frenar una agresión verdadera. Cuando se enfrenta una agresión, hay que imitar los patrones de comportamiento instintivos naturales del animal. Un toro que está preparado para atacar hará un despliegue lateral para demostrar cuán grande es, poniéndose de costado y mirando a quien se propone dominar. La amenaza lateral es un comportamiento amenazante instintivo, una expresión innata de agresión, y si un toro la ejecuta contra personas, puede ser realmente muy peligroso. Algunos toros se subordinarán y se alejarán cuando la persona haga una imitación de la amenaza lateral, mostrando una imagen agrandada de sí misma. Si el toro no se somete y aparta, debería ser descartado para evitar que algún día mate a alguien. Cualquier toro que cargue contra la gente en una pastura es potencialmente peligroso y debería ser eliminado del rodeo. La agresión de los toros contra las personas debe ser prevenida criándolos en grupos. Los animales más pequeños, como los cerdos o las alpacas, pueden ser dominados si se ponen agresivos mediante el uso de patrones de agresión típicos de la especie. Personalmente, he impuesto mi dominio con eficacia sobre más de un cerdo joven presionándolo en el cuello con una tabla de madera, en el mismo lugar en el que un cerdo dominante lo habría mordido. La crianza social de los animales, sin embargo, es la mejor manera de evitar problemas de identidad equivocada. El ejercicio del dominio sobre un animal no significa golpearlo hasta que se someta. Durante el entrenamiento, todos los animales responden a los condicionamientos positivos, tales como un premio alimenticio, las caricias, o hablarles amablemente. Los entrenadores deben usar los condicionamientos positivos para enseñar a los caballos, al ganado bovino y a otros animales a hacer determinadas tareas. En cualquier competencia, los animales preparados mediante estímulos positivos responden mejor que los tratados a fuerza de latigazos. Los premios son mejor motivación que el miedo.

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